sábado, 7 de octubre de 2017

D. Pascual Ferrer y la reforma del Altar de la Virgen del Rosario en la iglesia del Convent






Antiguo Altar de la Virgen del Rosario en la iglesia del ex convento de Dominicos de San Vicent Ferrer.





   Ya hemos comentado en alguna ocasión cómo era este altar de Nuestra Señora del Rosario, de la lamentablemente destruida iglesia del Convento. Esta pequeña capilla se conserva actualmente, es todo lo que quedó de la iglesia, aunque muy transformada. Vemos aquí el altar antiguo un poco más de cerca, en detalle, aunque la imagen no es demasiado clara...
   A principios del XX la iglesia del Convent estaba en un estado deplorable. El hoy Beato mártir presbítero D. Pascual Ferrer se ocupó de la restauración de la iglesia, allá por los años 20, contando con el apoyo de los feligreses.


   En la biografía de Don Pascual Ferrer, escrita por D. José Zahonero Vivó y publicada en 1965, hay interesantes datos sobre este altar en concreto y la imagen de la Virgen, que reproducimos:

   "En la otra parte de la nave la primera capilla era la del Rosario. Antes era capilla de la Comunión, pero como estaba tan cerca de la calle y por ello muy ruidosa y expuesta a irreverencias, don Pascual trasladó el reservado al centro de la iglesia (...) Y entonces este altar, dedicado a la Santísima Virgen del Rosario, fue uno de los más mimados por la piedad del sacerdote y de los fieles. El retablo, magnífico, sólo se pulió; pero toda la capilla fue pavimentada suntuosamente, restaurándose el retablo de san Pío V y adornando la capilla con las monumentales farolas del Rosario público, muy artísticas. Destaca esta reforma porque precisamente era este altar uno de los más abandonados, hasta el extremo de que era un nido de ratones, hasta dentro de la imagen, y además tenía un aspecto de incunia y sordidez. Con la reforma dicha y con la iluminación de una inmensa cantidad de lámparas la capilla era una ascua de oro y la Felicitación Sabatina de los sábados y los demás cultos, muy numerosos, a la Santísima Virgen, eran ocasiones reiteradas para el aumento progresivo de la devoción. (...)"


   Don Pascual Ferrer se ocupó también personalmente de procurar la restauración de la Imagen de Nuestra Señora del Rosario, que por lo que dice el texto, era una escultura de vestir:
   
   "La imagen de la Virgen del Rosario - devoción que tanto prestigió - andaba a tenor de todo, en cuanto a decoro. Pero especialmente, su traje era algo lamentabilísimo; a más de viejo y deslucido, todo roído por los ratones. El les intimó con todo fervor y hasta con suspiros: "Todas vestidas con lujo, y nuestra madre, la Virgen, sin vestido apenas... ¿No tenéis nada para Ella, con tanto como os sobra o gastais en vestir?" Caló tan honda la requisitoria, que una señora, doña Purificación Rubio, Viuda de Lago, fuese al momento a su casa y regresó con una cartera llena de monedas, diciéndole: - "Tómelo usted, y coja cuanto quiera o necesite" -. Pero don Pascual, dando todo un curso de prudencia y santa sagacidad, contestó: - "No, gracias: lléveselo a casa; y, cuando yo no tenga más remedio y lo necesite, iré a ella y, delante de sus hijas, se lo pediré para la Virgen" -. El epílogo de este proceso espléndido: La Virgen tuvo no solamente un rico traje, túnica rosa y manto azul recamado con rosas de oro; sino también un soberbio enrayado con flores y luces."





   Bibliografía: José Zahonero Vivó, Pbro.. "Un siervo fiel,. Rvdo, Don J. R. Pascual Ferrer Botella, Pbro.". Valencia, 1965.




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