sábado, 25 de octubre de 2014

25 de octubre. Beatas Mártires de Algemesí






   Calle Valencia. Señalada con una "x" la casa donde vivía la Beata Teresa Ferragud Roig. La casa ya no existe, pero se puso una pequeña placa conmemorativa en el edificio actual. A la derecha se ve la Ermita del Sants de la Pedra.



   Asesinadas el 25 de octubre de 1936, fecha en la que por entonces se celebraba la Solemnidad de Cristo Rey, Teresa Ferragud, viuda, y sus hijas, monjas de clausura, fueron beatificadas el 11 de marzo de 2001.

  
   De ellas dijo San Juan Pablo II en la Homilía de la Beatificación:
   "¿Cómo no conmovernos profundamente al escuchar los relatos de su martirio?
   La anciana María Teresa Ferragud fue arrestada a los 83 años de edad junto con sus cuatro hijas religiosas contemplativas. El 25 de octubre de 1936, fiesta de Cristo Rey, pidió acompañar a sus hijas al martirio y ser ejecutada en último lugar para poder así alentarlas a morir por la fe. Su muerte impresionó tanto a sus verdugos que exclamaron: Esta es una verdadera santa."


    La estampa recordatorio de la Beatificación de las Mártires de Algemesí incluye esta breve nota biográfica:
    "El grupo de las mártires de Algemesí está formado por María Teresa Ferragud y sus hijas sor María Jesús, sor María Verónica,  y sor María Felicidad Masiá, capuchinas en Agullent, y sor Josefa de la Purificación, agustina descalza en Benigánim. La madre no quiso en ningún momento separarse de sus hijas, a las que apresaron por su condición de religiosas, y todas juntas fueron inmoladas el 25 de octubre de 1936, festividad de Jesucristo Rey del Universo. El Papa Pío XII, al tener noticia de su martirio, lo comparó al de la madre de los macabeos y sus hijos."





Recordatorio de la Beatificación, 11 de marzo de 2001.




ORACIÓN para uso privado

   Rey eterno de cielos y tierra, que dijiste en tu Evangelio: "Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame". Te suplicamos, por la intercesión de las mártires de Algemesí, que te siguieron hasta el momento de su muerte y te confesaron ante tus enemigos, nos concedas las gracias que te pedimos, si convienen a nuestra salvación eterna, y su pronta glorificación. Amén.
Padrenuestro, tres Avemarías y Gloria.
(Con licencia eclesiástica)










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