El Siervo de Dios, P. Ricardo Pelufo Esteve nació en Algemesí en 1885, ingresó en la Orden Franciscana, y se ordenó en 1909. Entre otros cargos, hacia 1923 era Rector en Teruel, de donde pasó al Colegio de la Concepción de Onteniente. Definidor Provincial y Vicario en 1927, Custodio de la Seráfica Provincia de Valencia en 1931, en el Convento de San Lorenzo de la capital.
Fue asesinado en Villanueva de Castellón, 27 de agosto de 1936. Sus restos fueron trasladados a Algemesí en 1945.
Tras la fase diocesana del Proceso, la Causa del "Siervo de Dios Ricardo Pelufo Esteve y 43 compañeros mártires" se encuentra ya en Roma, en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos.
Tras la fase diocesana del Proceso, la Causa del "Siervo de Dios Ricardo Pelufo Esteve y 43 compañeros mártires" se encuentra ya en Roma, en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos.
Reproducimos aquí dos artículos biográficos que se publicaron el la revista Acción Antoniana en 1945 y 1946:
"La Orden Franciscana y Algemesí tributaron honras
póstumas a los restos del P. Ricardo Pelufo
El Rdo. P. Pelufo fue durante
muchos años una de las figuras más salientes de la Provincia franciscana de
Valencia, en la que desempeñó los cargos de Ministro Provincial, Custodio,
Definidor y Rector de los Colegios de Onteniente Y Teruel. Asesinado durante el
trágico verano del año 36, sus restos permanecieron en el cementerio de
Villanueva de Castellón hasta el día 7 de febrero, en que fueron trasladados a
Algemesí, su pueblo natal.
Al acto se sumó la población
toda, enlutando los balcones con colgaduras blancas y crespones negros. La
Orden Franciscana, representada por el muy reverendo P. Luis Colomer, Ministro
Provincial, y por varios religiosos de las Comunidades de Onteniente,
Carcagente y Valencia, con el clero de Algemesí, tributaron a los restos del P.
Pelufo solemnísimas honras fúnebres, presididas por otra gran figura de los
franciscanos, el Obispo de Teruel, Excmo. y Rmo. Fr. León Villuendas.
El clero parroquial, los
franciscanos, el señor Obispo de Teruel, revestido de pontifical; el
Ayuntamiento y jerarquías bajo mazas, etc., esperaron el féretro a las puertas
de la población. Organizada la fúnebre comitiva, se encaminaron a la parroquia
de San Jaime, atestada de fieles. Depositada la caja sobre un severo túmulo, se
cantó una solemne Misa de Réquiem y un responso. Ofició en la Misa el M. Rdo.
P. Luis Colomer; en el responso, el Excmo. Sr. Obispo; en la presidencia
familiar el hermano del finado, D. Enrique Pelufo, virtuoso sacerdote del clero
de Carcagente.
Acto seguido se organizó otra vez
el fúnebre cortejo para acompañar al mártir a la Cripta de los Caídos, que hace
unos meses se bendijo. Una gran multitud de fieles siguió tras el féretro, y
llegado a la cripta, se rezó un responso, tras el cual el señor Obispo de
Teruel, con emoción grandísima, dirigió unas palabras a la multitud, palabras
llenas de unción cristiana y amor patrio.
(marzo - abril de 1945)
Año 1927
Un segundo artículo, de 1946, titulado "Rutas de sangre. Destrucciones y martirios. Convento de San Lorenzo", cuenta además algunos detalles sobre lo ocurrido en Valencia. La residencia de los Superiores de la Provincia franciscana en Valencia, en San Lorenzo, "tuvo que cerrarse el convento el 21 de julio y disolverse su comunidad. En ella hubo cuatro víctimas sacrificadas al furor de la revolución".
Asimismo, continúa el artículo, "la iglesia quedó despojada de los altares laterales y de todas las imágenes y utensilios del culto, siendo dedicada a almacén de los ingenieros militares. El convento fue convertido en oficinas del XXII Cuerpo del Ejército de Levante, habiendo desaparecido todo cuanto los religiosos dejaron en él.
De la Biblioteca, formada por 4.000 volúmenes, no quedó rastro alguno y fue convertida en sastrería militar."
Dedica después un apartado al hoy Siervo de Dios, P. Ricardo Pelufo, en el que se narran las circunstancias de su martirio:
"P. Ricardo Pelufo, Min Prov.
La revolución marxista, al dar
muerte a este insigne religioso, dejó huérfana de Padre a la Seráfica Provincia
de Valencia precisamente en las horas trágicas del infortunio, en que los
religiosos, sin contacto unos con otros y abandonados a su propia suerte, más
necesitaban de la unión moral y del consuelo y apoyo de su Superior Provincial.
En Valencia, su habitual residencia, le sorprendió el Movimiento, y creyéndose
más seguro en Algemesí, su pueblo natal, y poder desde allí controlar a sus
religiosos dispersos, marchó en busca de refugio seguro en casa de sus
hermanos. Pero a la hora justa de hallarse en compañía de sus familiares, fue
descubierto, detenido y asesinado en Villanueva de Castellón, donde apareció su
cadáver el 27 de agosto de 1936, contando entonces cincuenta y un años de edad,
treinta y cuatro de votos y veintiséis de presbiterado.
Lamentable fue la muerte de este
insigne religioso, que a su relativa juventud, virtud acrisolada, dotes de
organizador, firmeza de carácter y competencia en la enseñanza, unía el cargo
que dignamente desempeñaba de Ministro Provincial, a gusto, satisfacción y
aplauso de todos sus súbditos. Sus dotes de gobierno le llevaron a ocupar
cargos apenas ordenado de sacerdote. Desempeñó los rectorados de Teruel y
Onteniente; regentó la inspectoría y la cátedra en ambos Colegios de enseñanza.
Fue igualmente Definidor y Custodio Provincial, y ostentando este último cargo
tomó parte, en ausencia del Ministro Provincial por enfermo, en el Capítulo
General de la Orden, celebrado en Asís, el año 1933, en la fiesta de
Pentecostés. A últimos de noviembre del mismo año fue elevado a la dignidad de
Ministro Provincial, en cuyo cargo le sorprendió la muerte, siendo el segundo
Ministro de esta Provincia Seráfica que fallece en el desempeño de su oficio.
Su mandato no dio el resultado
que se esperaba, dadas las dotes que adornaban al difunto P. Pelufo, por los
trastornos políticos que agitaban a España, en que un régimen
prerrevolucionario hacía imposible la vida a las Ordenes religiosas y minaba
los fundamentos básicos del orden social. Así y todo, dio órdenes acertadas,
mantuvo la observancia y disciplina regular y fundó la Comisaría de nuestras
Casas de Argentina sujetas a .esta Provincia Regular, y que tuvieron el placer
de recibir su visita pastoral el año de 1935.
Dios habrá premiado en el cielo las amarguras que, en su corazón de padre, le ocasionaba la revolución triunfante en esta región de Levante, con el cierre de los conventos y el derrumbamiento de la Seráfica Provincia, que gobernaba a los cincuenta y ocho años justos de su gloriosa restauración.
Dios habrá premiado en el cielo las amarguras que, en su corazón de padre, le ocasionaba la revolución triunfante en esta región de Levante, con el cierre de los conventos y el derrumbamiento de la Seráfica Provincia, que gobernaba a los cincuenta y ocho años justos de su gloriosa restauración.
Encontró la muerte en Villanueva
de Castellón, a donde, en unión de su hermano don José, le trasladaron
maniatado como un malhechor los milicianos de Algemesí. Se sabe que le hicieron
brillantes y tentadoras proposiciones si ofrecía sus servicios y dotes de
organizador al comité local, falto de hombres capacitados. Esas proposiciones
fueron rechazadas de plano; sin casi oírlas, prefiriendo una muerte cruel y
violenta y el derramamiento de su sangre por amor a Dios, a cuantas glorias
humanas pudieran proporcionarle en aquellas horas amargas los enemigos de su
fe.
No quiso morir de espaldas a sus
asesinos, sino de frente a ellos, con los ojos abiertos, la cabeza levantada y
los brazos cruzados sobre el pecho. Sus palabras de perdón fueron conmovedoras;
pero las últimas que pronunció en este mundo fueron sublimes: "Pido a Dios
-dijo- que cada gota de mi sangre sea la semilla de un nuevo religioso
franciscano para mi amada Provincia Seráfica de Valencia".
¡Hermosas palabras que el Señor
quiera tengan cumplimiento! Su cadáver fue depositado provisionalmente en el
cementerio de Villanueva de Castellón, en un nicho particular cedido
generosamente por la familia de los señores de Llagaria. Posteriormente, estos
restos mortales fueron trasladados con toda solemnidad, el 6 de febrero de
1945, desde Villanueva a Algemesí, con asistencia del Excmo. y Rmo. P. León
Villuendas, O.F.M., Obispo de Teruel, connovicio y compañero de estudios del
mártir de la fe. Al acto, que constituyó un sentido homenaje a la memoria del
llorado P. Pelufo, se asociaron, además del Muy Rdo. P. Luis Colomer, Ministro
Provincial entonces de los PP. Franciscanos, y varios religiosos de Valencia,
Onteniente y Carcagente, las autoridades, Cleros, Jerarquías e inmensa
muchedumbre de dichas localidades de Villanueva de Castellón y Algemesí. Desde
esa fecha los restos del P. Pelufo esperan la resurrección universal en la
cripta de los caídos de la iglesia parroquial de Algemesí."
(Nº 214 - 215 Octubre - noviembre 1946)
"P. Ministro Provincial con su definitorio en 1929. Sentados, de iz a der: PP Lorenzo Pérez, Custodio, Luís Fullana, Min. Prov., Juan Bta Botet, Secretario. De pie: Fernando Fabregat, Luís Colomer, Demetrio Moltó y Ricardo Pelufo."
La Acción Antoniana, 1929. (ofmval.org)
Fuente: Revista La Acción Antoniana. Gran parte puede consultarse en ofmval.org.