La Procesión de la Mare de Déu de la Salut en la Placeta del Carbó a principios del XX.
(Fotografía publicada en el imprescindible libro La Mare de Déu de la Salut d'Algemesí, de Rvdo. Andrés de Sales Ferri Chulió)
© María Nieves Bueno Ortega. Julio, 2024.
Hablamos de nosotros. Por una vez, hablamos de nosotros, que algún día solo seremos historia y olvido, memoria que se desvanece hasta desaparecer. Las generaciones se suceden y ese olvido acaba arrastrando a nuestros antepasados, quedando apenas una lista de nombres a veces, rebuscando en los archivos, nombres y fechas, pero no rostros.
Suele decirse "llegarán otros que continuarán esto...". Puede que sí. O puede que no.
En las Fiestas de la Mare de Déu de la Salut muchos vieron pasar las Procesiones desde en el mismo lugar de siempre. Enfrente, vecinos que han ido envejeciendo al mismo tiempo que ellos, procesión tras procesión. Y esas personas que ya no están en su silla, que han ido muriendo, y niños que traen nueva vida y recogen el legado de sus mayores (eso queremos creer).
Se echa, por cierto, de menos en la Procesión de Volta General la presencia de los personajes bíblicos al completo. Debería tenerse en cuenta, preparar el relevo, encontrar quien los represente. La Procesión pierde con esas ausencias.
Por no nombrar todas las fiestas tradicionales, de las que leemos en las hemerotecas, de las que nos contaron nuestros mayores, y que ya no se celebran, perdidas. Sólo algunas han sido afortunadamente recuperadas.
Y es este Algemesí el que así se desvanece. Cuántos recuerdos se han perdido por falta de un lugar donde depositarlos: documentos, fotografías, carteles y programas de fiestas, de actividades, libros, fotografías familiares, anónimas o de los habituales fotógrafos que tan bien reflejaron la vida cotidiana de Algemesí. Ver una fotografía antigua de Algemesí en venta nos produce tristeza.
¿No puede haber un lugar donde la gente que quiera pueda donar este tipo de cosas, donde se conserven para las generaciones futuras? Un archivo gráfico, documental, de ephemera, no simples escaneos, sino los objetos originales. Esas cosas que, cuando se ha hecho alguna exposición han sido la admiración de la gente. Esas cosas que, lo hemos visto, lamentablemente acaban a veces en la basura o se pierden en esos malditos "vaciamos pisos".
La plaza de toros a principios del XX.
Fotografía anónima sobre tarjeta postal,
rescatada del interior de un libro que iba a ser tirado a la basura.
(Colección particular. Con nuestro agradecimiento)
Especial importancia tiene el Archivo de Algemesí, ese gran desconocido que revela en su interior toda clase de curiosidades y detalles interesantes que están pidiendo a gritos ser divulgados. Buscando cierta información, hace tiempo, nos encontramos anécdotas, informaciones raras, cosas que interesarían a quienes les interesa la pequeña historia de Algemesí. ¿No son los excelentes artículos sobre personajes, historia y microhistoria, lo que más gusta del boletín Berca? Pues eso mismo. Hay un tesoro oculto en el Archivo. Y no hace falta remontarnos a siglos atrás, sabemos que interesan esas historias de nombres aún reconocibles para los vecinos, próximos aún en el tiempo.
Lo que en archivística podría llamarse un vaciado de información documental del Archivo proporcionaría muchos datos para uso del investigador y del curioso. Eso requeriría más personal. Desde luego, demasiado hacen ya en la Biblioteca, que se ha quedado pequeña por cierto, donde se trabaja de manera más que eficiente, por encima del deber. No queríamos dejar de decirlo. Se merecen todo reconocimiento por su excelente trabajo.
Y, si, claro que nos gustaría, quisiéramos, participar en ello... Sería un privilegio. El Archivo, un sueño de memorias dormidas que quisiéramos despertar... Nuestro sueño, quizás imposible. Ahí lo dejamos, a quien corresponda.
Tabla de madera con la que se llevaban a cocer alimentos, panes, rollos, monas de Pascua, al horno (no lo había en casa). La post, se llamaba.
(Colección particular. Con nuestro agradecimiento)
Antigua plancha de hierro.
(Colección particular. Con nuestro agradecimiento)
¿No son objetos dignos de ser conservados?
Y aquella exposición en el Museu con objetos del campo y la vida cotidiana del antiguo Algemesí. A codazos había que abrirse paso para verlos de tanta gente que había. Todo esto interesa y mucho.
También nuestro reconocimiento al personal del Museu.
¿No sería necesaria una sala de exposición permanente con aperos de labranza, objetos antiguos, como aquella máquina de coser Singer de principios del XX ¡que aún funciona!, o la primera radio que llegó a Algemesí (la hemos visto), el típico mobiliario de las casas antiguas, las cómodas, los cabezales de cama decorados, las viejas sillas y mecedoras Thonet (angrunsaora llamaban a las mecedoras), aquellas cañas con trozos de papel de periódico para limpiar los altos techos de las casas de polvo y telarañas (la desantarallinaora), una mesita de bar del Círculo Católico, ya irrecuperable; aquel vestido de novia de principios del XX, de riguroso luto... Vida cotidiana y memoria, vida cotidiana y olvido. Nos tememos que sólo queda el olvido.
Portada del librito "Tres de Febrer. Dia de Sant Blai Gloriós" de Lluis Martínez, 1969, en la que se representa a una señora que, sobre una post, lleva a cocer al horno los tradicionales rollos de San Blas.
(Colección particular. Con nuestro agradecimiento)
Y recordar a los que han escrito sobre Algemesí, desde siempre. Los personajes que forman parte de la memoria... pero han sido olvidados. Algunos hasta tienen su calle, pero ¿quién les conoce? Desde luego las nuevas generaciones no. Sus descendientes quizás. Y algunos nombres ni calle tienen, y deberían: D. Miguel Belda, párroco de Sant Jaume a principios del XX, autor del imprescindible "Algemesí a su Patrona"; D. José María Prósper, impulsor de la Coronación de la Mare de Déu de la Salut en 1925, olvidado. Por ejemplo, pregunten a cualquiera si sabe quién fue el Académico Segura, o Josefa Ahuir, que sí tienen calle. Y así, muchos más. Para qué seguir...
Muchas cosas se nos ocurren, demasiadas para explicarlo todo. Creo que ha quedado claro.
Un blog éste que sabemos que poca gente lee. Y qué importa eso cuando todo se desvanece día a día. Debería llamarse Desmemoria de Algemesí. Más apropiado, más exacto. Aún así, seguiremos, si Dios quiere, publicando de vez en cuando, sin saber por qué, para qué, ni para quién.
(No tiene nada que ver con el tema, y además no sirve de nada, pero no está de más recordar que es de buen gusto y cortesía, cuando se utiliza contenido de, por ejemplo, este blog, añadir el correspondiente enlace, citar la fuente, y no limitarse al copia y pega, etc... Gracias)