Jugando en el patio, donde estuvo el velódromo.
El Colegio de María Auxiliadora está celebrando su 50 aniversario.
Algunas fotografías para el recuerdo. De la infancia, de los compañeros de clase, el patio, los profesores. El recreo, bocadillo y jugar, correr, el rincón aquel con un árbol y la paraeta donde vendían chucherías. Jugar "a matar", a balonazos. Y a churro, quien se atreviera. Caerse en el patio y clavarse las piedrecitas en las rodillas, que se curaba con mercromina y tiritas.
Y aprender, descubrir el mundo, una buena formación, que deja huella. Desde el parvulario, "maternales", a la llamada entonces "segunda etapa".
No daremos nombres (son tantos). Vocación de educar, y eso se nota.
Felicidades, y gracias por todo aquello.
El Colegio, en construcción. A la izquierda, la iglesia de María Auxiliadora, con su pequeño campanario.
Un rincón del patio.
(Fotografías del Anuario de María Auxiliadora, 2016.)
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